Después de 26 intensos días preparando todos los innumerables detalles del viaje; después de un viaje, en principio algo accidentado a Madrid, cuando todavía no habíamos salido de Alcàsser reventamos una rueda...
Aunque luego todo fue de cine, en compañía de mi ex-vecino y buen amigo Roberto al que no dejé de ir contándole muchas de las maravillosas cualidades de una chica que jamás olvidaré, y de la que al final me confesó que se estaba enamorando...
Después de una agradable visita a mi querido y estimado Alberto Vázquez-Figueroa para que me diese su bendición de cara a esta nueva aventura que iba a iniciar ya que, al fin y al cabo, culpa suya es que me dedique a hacer este tipo de viajes...
Después de una visita a Julio y a su familia, un amigo de Roberto de toda la vida, donde disfrutamos de unas copitas de vino y del entusiasmo de su hijo Pablo por jugar...
Después de una cenita en el restaurante del Hotel Auditorium Madrid, el más grande de Europa bien regada con vino de Rueda...; después de despedirme de la noche española bailando hasta las tres de la madrugada con las canciones de Shakira, de Rhiana y otros, con Donatela, una bonita y simpática italiana de viaje a Venezuela...
Después de siete horas volando desde Madrid a Dubai, donde mientras esperaba a subir a otro avión me tomé un vino en un restaurante con el nombre de “Cádiz”...
Después de otras seis horas y media para recorrer 5.850 kilómetros hasta Singapur con la compañía de la música de Youssoun N´Dour y el vinito blanco de Nueva Zelanda que daban en el Boing 777-300; después de otras siete horas y media para recorrer 6.335 kilómetros hasta Brisbane y llegar pasadas la una de la madrugada... después de quince años deseando estar en Australia, por fin estaba en Australia... y es que para los que nos anotamos en papeles lo que queremos hacer, y luego los guardamos, no hay forma de que se nos olvide el tener que hacerlo algún día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario