Datos personales

Al terminar en septiembre de 1983 el Servicio Militar Obligatorio empecé el primero de mis viajes solo y en bicicleta: «Cádiz - Alcàsser (1983)»; al que después siguieron los viajes: «Alcàsser - París (1984)»; «París - Londres - Copenhague (1985)»; «Marruecos 1986»; «Egipto 1987»; «Transahariana 1988» y la «Transamazónica 1993-1994» En 1988 empecé a escribir mi primer libro: In Guezzam (1990) que tuvo el honor de ser avalado con el prólogo del novelista Alberto Vázquez-Figueroa. Después aparecerían Orodara (1991) y Alcàsser (1993) que completarían la trilogía Argel-Dakar 7.300 kilómetros en bicicleta. En 1995 saqué a la luz el que hasta la fecha es mi mayor éxito, El vuelo del colibrí, en el que narro la odisea de avanzar en bicicleta por el mismo corazón de la selva amazónica brasileña. En 2000 la novela erótica Carnaval, ambientada en el fascinante carnaval de Salvador de Bahía. En 2007 mi primer libro-guía: Las Vías Verdes de la Comunitat Valenciana y en el 2010: Las Vías Verdes de la Región de Murcia; La Vía Verde de Ojos Negros y La Guía de Cicloturismo de la Comunitat Valenciana. Más información en: www.unomismo.es

domingo, 20 de marzo de 2011

Primeras etapas

            Aquí va un pequeño resumen de las etapas.

            Domingo 13 de marzo de 2011: Brisbane - Toowoomba 144,01 kilómetros

            Me subía a la bicicleta a la puerta del Albergue Juvenil de Brisbane a las 3:35 de la madrugada para escaquearme del tráfico de la ciudad y porque con las nueve horas de diferencia que hay con respecto a España hasta que no consiga acostumbrarme a este nuevo horario, acabo todos los días despertándome muy pronto.
            Lo primero ir por la izquierda. Lo segundo ir enlazando las diferentes carreteras porque la ruta directa es una autovía y ni puedo ir por ella ni iría aunque me pagasen. Me amanece esperando a que el ferry de Mooglli empiece a funcionar, ya que la carretera elegida no tiene puente para cruzar el río Brisbane. La ruta es tipo rompepiernas con constantes subidas y bajadas y con dos puertecitos que tuve que subir a pie ya que con los cambios y el peso que llevo me es imposible hacerlo montado, el primero de 2,5 kilómetros, y el segundo llegando a Toowoomba de más de cuatro kilómetros en que me cayó algo de lluvia y tuve que parar varias veces para volver a sentir las piernas. Así tras 13 horas y 21 minutos llegaba al Hotel Metropolitan situado en el centro de Toowoomba.

            Lunes 14 de marzo de 2011: Toowoomba - Chinchilla 178 kilómetros

            Día genial: sigo yendo por la izquierda y no me atropellan; el recorrido es bastante llano; a lo largo de casi todo el día llevo un ligero viento a favor; no llueve a pesar de estar la mayor parte del día nublado lo que también me viene de cine; y en vez de hacer 85 kilómetros y parar en Darly, sigo hasta Chinchilla para hacer otros 83 kilómetros; y aunque he pinchado, la rueda no acaba de deshincharse del todo y no necesito repararla... lo malo es que tardo hora y media y hago diez kilómetros de más, dando vueltas por la ciudad, buscando donde dormir, pero ya de noche lo encuentro, y hasta llego a tiempo de cenar en un concurrido restaurante: Ensalada, pescado, patatas fritas y una botella de vino blanco australiano, que en este viaje eso de sólo beber agua en las cenas y estar demasiado sobrio se me ha quedao para la historia.

            Martes 15 de marzo de 2011: Chinchilla - Miles 47,03 kilómetros

            El recorrido deja de ser plano y vuelve a ser sinuoso, el viento ya no sopla a favor, con tanta humedad y lo que sudo mi ropa necesita una urgente desinfección, la rueda va pinchada y tengo que repararla y la siguiente población esta a más de 140 kilómetros por lo que hoy decido hacer sólo 47. Como y ceno, lavo la ropa, contesto los correos que tengo y al final no reparo el pinchazo por que no tengo ganas.

            Miércoles 16 de marzo de 2011: Miles - Roma 142,21 kilómetros

            Empiezo hinchando la rueda en la gasolinera situada a la salida del pueblo y le pido a uno que pasaba que me haga una foto. Como se ve, voy bien de blanco para repeler en lo posible los rayos solares, para que los conductores me vean bien y no tengan ninguna excusa para atropellarme mientras siga yendo por la izquierda, porque me gusta este color y de ir sucio se ve enseguida y me ahorro el tener que oler la ropa para averiguarlo.
            Después de nueve horas de viaje habiendo tomado tan sólo un helado Magnun, un litro de Coca-Cola y otros dos de agua, llego a Roma con el culo algo molesto, las piernas con hematomas al olvidar ponerme el protector solar ya que el jodio sol me atraviesa el chándal y me quema mi delicada pielecita, 
con la nariz como un tomate muy maduro, recordándome con insistencia que tengo que reparar el pinchazo... pero he aquí que hoy tampoco me nacen las ganas de desmontar la rueda y hago lo justo y paso de lo incómodo.
            La cenita guay: ensalada, pescado, patatas fritas y la primera botella de vino tinto australiano, que no esta nada mal... pero tengo más ganas de comida y pido un buen plato con más patatas fritas y otra botella de vino, este blanco fresquito, ya sabéis para acabarme las patatas... y tras hablarle a la grabadora todo lo que me ha ido pasando a lo largo del dia, me fijo en la mesa de al lado, con unas treinta personas, la mayoría hombres que han llegado mucho después que uno y han terminado mucho más pronto y de los que solo quedan tres chicos con una chica y ahí que voy yo con la última copa de vino para regalársela... y al rato estoy sentado con ellos, que acaban dejándome un rato a solas con la Elizabet Cambell, luego van regresando, nos seguimos riendo, nos hacemos unas fotos y finalmente la cojo del brazo y la saco a bailar... y hasta aquí puedo contar… ya que no hubo mucho mas que contar.

            Jueves 17 de marzo de 2011: Roma - Mitchell 88,60 kilómetros

            Hoy es el día que más tarde me he despertado en Australia, ya había amanecido y todo. Y también es el día en que el país me bautiza con 3,5 inolvidables kilómetros en los que un refrescante chaparrón me dedica un buen remojón. Pero llego a Mitchell y lo primero que veo es el Centro de Información que es además el Great Artesian Spa... vamos un maravilloso sitio donde sale una agua muy caliente que durante dos días me ha arrancado todo el cansancio acumulado en mis piernas, y con la excusa de tener que repara la rueda pues me quedo otro dia… disfrutando de esa piscina de agua caliente, y de la otra con agua fria y de una piscina de 25 metros… y del vino asutraliano…

Despues de... (solo texto ya que este ordenador de Charleville no me deja subir fotos)

Después de 26 intensos días preparando todos los innumerables detalles del viaje; después de un viaje, en principio algo accidentado a Madrid, cuando todavía no habíamos salido de Alcàsser reventamos una rueda...


           
            Aunque luego todo fue de cine, en compañía de mi ex-vecino y buen amigo Roberto al que no dejé de ir contándole muchas de las maravillosas cualidades de una chica que jamás olvidaré, y de la que al final me confesó que se estaba enamorando...


            Después de una agradable visita a mi querido y estimado Alberto Vázquez-Figueroa para que me diese su bendición de cara a esta nueva aventura que iba a iniciar ya que, al fin y al cabo, culpa suya es que me dedique a hacer este tipo de viajes...


            Después de una visita a Julio y a su familia, un amigo de Roberto de toda la vida, donde disfrutamos de unas copitas de vino y del entusiasmo de su hijo Pablo por jugar...


            Después de una cenita en el restaurante del Hotel Auditorium Madrid, el más grande de Europa bien regada con vino de Rueda...; después de despedirme de la noche española bailando hasta las tres de la madrugada con las canciones de Shakira, de Rhiana y otros, con Donatela, una bonita y simpática italiana de viaje a Venezuela...


            Después de siete horas volando desde Madrid a Dubai, donde mientras esperaba a subir a otro avión me tomé un vino en un restaurante con el nombre de “Cádiz”...


            Después de otras seis horas y media para recorrer 5.850 kilómetros hasta Singapur con la compañía de la música de Youssoun N´Dour y el vinito blanco de Nueva Zelanda que daban en el Boing 777-300; después de otras siete horas y media para recorrer 6.335 kilómetros hasta Brisbane y llegar pasadas la una de la madrugada... después de quince años deseando estar en Australia, por fin estaba en Australia... y es que para los que nos anotamos en papeles lo que queremos hacer, y luego los guardamos, no hay forma de que se nos olvide el tener que hacerlo algún día...   

lunes, 14 de marzo de 2011

Primera etapas

Domingo: Brisbane - Toowoomba 144 kilometros a lo largo de mas de 13 horas de viaje. Saliendo a las 3:35 de la madrugada...

Lunes: Toowoomba - Chinchilla 187 kilometros.

Martes: Chinchilla - Miles 49 kilometros... 

Mas adelante os ire dando mas detalles y colgando las fotos pero sigo entero a pesar de los camiones de dos y haste tres remolques que me pasan a varios palmos...

Hoy he tenido que parar antes: para reparar la bici, lavar la ropa que de pillarme la poli me multa por atentado a la sanidad del pais... y para aliviar las piernecitas un poco...

Y en este ordenador ni hay acentos ni enes... 

viernes, 11 de marzo de 2011

En el periodico Levante el mismo día en que volaba hacia Australia

La cabeza en las nubes y los pies en los pedales

 
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La cabeza en las nubes y los pies en los pedales
La cabeza en las nubes y los pies en los pedales Ignacio cabanes

Cruzará Australia en bici. Un valenciano de 48 años parte hoy hacia esta isla de las Antípodas para recorrer 5.500 kilómetros a lomos de su bicicleta, con la que ha cruzado el Amazonas y el desierto del Sahara

IGNACIO CABANES VALENCIA
A golpe de pedal, en su ya veterana bicicleta de 27 años, Ricardo Hernández ha cruzado el desierto del Sahara y la selva del Amazonas enfrentándose a infinidad de peligros. Ahora, tras unos años de letargo en los que el deporte sólo paliaba por momentos el anhelo de aventuras, este valenciano de 48 años se ha propuesto un nuevo reto: Cruzar el continente australiano y recorrer los 5.500 kilómetros que separan Brisbane de Carnarvon a lomos de su inseparable y fiel Rabasa Derbi.
"Un hombre que vive con la cabeza en las nubes y los pies en los pedales". Así define Alberto Vázquez-Figueroa a este alcassero en uno de los libros escritos por Ricardo, en los que narra las aventuras vividas en sus viajes. "Al leer Tuareg y Manaos sentí la necesidad de viajar a aquellos lugares que describía en sus novelas. Por eso, cuando regresé y escribí mis propios libros me presenté en su casa y le dije: "Por tu culpa he hecho estos viajes"", explica este inconformista aventurero, según se define él mismo.
Hoy parte hacia el continente australiano con un ligero equipaje y una caja de 14 kilos de peso en la que lleva su bicicleta totalmente desmontada. "Tengo tres eses para realizar el viaje y respecto al dinero, no tengo ni idea de lo que me va a costar", explica a la vez que argumenta que muchos días dormirá a la intemperie, como ya ha hecho en sus anteriores viajes. "En el Amazonas unas hormigas se comieron mi ropa mientras dormía", recordó rememorando una de tantas anécdotas.

Cuando vio a su madre enferma.
Aunque es un viaje que tiene en mente desde hace casi 15 años no fue hasta apenas unas semanas cuando Ricardo dio finalmente el paso y tomó la decisión de embarcarse en esta nueva aventura, entre canguros y aborígenes, en la que el principal problema será la falta de agua en las zonas áridas del país. "Desde hace cinco años siempre me decía a mí mismo que de ese año no pasaba, pero entre unas cosas y otras no me decidía", confiesa. Sin embargo, hace tres semanas, "cuando vi a mi madre enferma en el hospital me di cuenta de que no podía postergarlo por más tiempo", reconoció este vecino de Alcàsser.
"O lo haces ahora o no lo haces nunca", explicaba Ricardo, que actualmente tiene 48 años y trabaja como profesor en un centro de educación especial. "¿Qué necesidad tengo de arriesgar la vida? Ninguna. Pero no quiero arrepentirme de no haber cumplido mi sueño cuando sea yo el que esté en la cama de un hospital", confesó.
Hace 27 años se compró una bicicleta cuando estaba realizando el servicio militar en Cádiz. Con ella, por la que pagó 27.000 pesetas, regresó a Valencia. Fue su primer viaje a lomos de su Rabasa Derbi y desde entonces ha contado con esta amiga de dos ruedas en todas sus posteriores aventuras: Egipto, el Sahara, la selva amazónica, los Andes...
Ahora se enfrenta al reto de cruzar Australia. "Rompí con mi pareja hace dos meses. Y me dije, ahora o nunca, antes de conocer a la próxima", bromea Ricardo, quien ya vuela hacia tierras australianas.

Antes de irse hay que prepararse y despedirse

01 - En el taller de Juan tras soldar un nuevo trozo de hierro al portamaletas y atornillar un nuevo acople para llevar una segunda botella de agua, que para cruzar los desiertos de Simpson y de Gibson con un litro más de agua quizás pueda llegar algo más lejos, o al menos quedarme seco más tarde...


02 - En la agencia de viajes tras comprar el billete de avión con Raquel y Bea. Esto ya no tenía remedio ya que el dinero estaba gastado y desde luego el billete de avión no se lo iba a regalar a nadie... pero qué egoísta es uno, y ecologista también...







03 - Con mi buen amigo Miguel Pastor preparando el mini portátil para ir mandándoos noticias de mi odisea, hasta que o él o yo podamos... veremos quien aguanta  más los duros calores y las destrozadas pistas australianas...


04 - Con Lluis y Alejandro, después de haber cobrado un montón de libros que espero les gusten y no acaben guardándome rencor por lo mucho que van a sufrir si los leen...



05 - Con Ángel en su maravillosa librería Patagonia, donde podréis comprar mis libros, con una red mosquitera anti moscas, ya que el desierto australiano, al parecer, esta infestado de esos desagradables bichitos voladores... por cierto gracias Ángel por tu exponsorización, algo es algo, menos es nada, y más vale un exponsor que ninguno, y tu detalle bien vale un “gracias amigo”... y siento no poder este año estar contigo pasándolo de categoría en la Feria del Libro...
06 - Con Diego, el siempre tan atareado... pero hombre date un respiro que la vida son tan sólo unos miles de días...


07 - Con Juanin quien me regaló la caja para empaquetar la bici y poder llevarla en el avión, y es que estos de los aviones ahora se han vuelto muy finos... y quien me vendió una pequeña bolsa para llevar la cámara de fotos cerca del manillar siempre a punto de cazar algún canguro...


08 - Con mi medico Pepe Calabuig quien me hizo un completísimo chequeo encontrándome que tan solo me faltaba algo de hierro... asi que me voy bien sano, que no fuerte, pues fuerte nunca he estado, veremos como vuelvo... Por cierto quiero darle las gracias públicamente por por todo el apoyo que me brindó cuando hace año y medio, todo, y algunas y algunos, se confabularon para hacerme perder mi tranquilosa paciencia... 
09 - Con Roberto probando que la caja de la bici cabía en su maravilloso coche...






10 - Con Roberto, el más alto claro, y el Señor Pepe, el mejor cirujano de bicicletas que conozco, o al menos eso me dice la mia, pues la deja siempre perfecta y mira que se la llevo bien bien destrozada... muchísimas gracias por tratarla como si fuese una de esas bicis caras y modernisímas y preciosas curvas... pero que sepa todo el mundo que no te cambiaría por ninguna, por buenas tetas que tuviese, bueno quería decir por buenas suspensiones que tenga... Muchísimas gracias Pepe, mi bici te quiere y yo más aun que ella...


11 - Con Kalo tras acortarme el cable del portátil y quitarme con ello unos gramos de peso, que multiplicados por 5.300 kilómetros me ahorrarán unos muchos esfuerzos...


12 -  Con Jesús, quien tras dos horas entre sus manos, entre las descargas eléctricas y ese tuvo magnético, me dejó tan relajado que me sentí en medio del paraíso, y eso que es hombre... pero atención, esto va para las mujeres y los hombres, no soy gey, aunque no voy a negar que en alguna ocasión me han llegado a acusar de serlo, simplemente por que me gusta viajar con amigos y si la habitación del hotel es de sólo una cama no me importa acostarme con ellos...


13 - Desmontando la bicicleta en Catarroja para protegerla de los maltratadores aéreos de equipajes...
 
14 - Tras acabar de embalar la bici, con Pepe y sus amigos quienes me ayudaron a convencerla de que se dejase desmontar... por cierto el segundo por la izquierda me pidió que dijese públicamente que fue actor porno y que en un día se cepilló a quince...


15 - Con José Luis el Botin del Banesto en Alcàsser, quien me proporcionó los dólares australianos y el último reportaje que mi admirado Vázquez-Figueroa publicó en El Mundo...

16 - Con mis amiguetes de toda la vida, tras cenar en el bar del Mercat... la verdad es que no se si realmente quieren que vuelva para darles la lata con mis anécdotas del viaje, buenas, malas y placenteras... o prefieren que me quede en Australia que si eso ya vendrán a verme... por cierto y para que se entere el personal competente al respecto, Cristóbal fumó, a ver si solucionamos estos actos de rebeldía y así cuando vuelva, que eso desde luego esta por ver, ya no tendré que dedicarle algunas miradas reprochadoras...


17 - Con los vecinos de mesa, también buenos chicos, digo yo...


18 - Con Kiko quien vivió dos años y medio en Australia y por esas casualidades de la vida, que no lo son claro esta, tropezó conmigo y me informó de algunos detalles que desconocía y que me sirvieron para irme algo mejor preparado, sólo algo que ya sabeis que eso de irme preparado es un decir...



19 - Con mi buen amigo Carlos en su tienda “La Calle 42” antes de irnos a cenar para decirnos chao beyby...
20 - Acabando de cenar en un restaurante del entrañable barrio del Carmen, con Carlos medio convencido de que se viniese conmigo en cuanto solucionase los detalles que aun le quedan por arreglar en spain... ¿quién sabe igual lo consigue y dejamos de ser amigos en cuanto sienta lo duro que es viajar conmigo...?


21 - En fin con esta foto no hay comentario alguno que me salve. Y es tengo que confesar que a uno le gusta el vinito de Rueda y tras bebérselo se pone más guapo, bueno algo menos feo, y más graciosillo, que no impertinente ¡he! a ver que pasa aquí...
22 - Y Carlos, quien no necesita beber para estar guapo... he alto que antes he dicho que no soy gey ¡eh! a ver si no lo olvidamos...


23 - Y para despedirme de la noche valenciana, que mejor sitio que bailando en Bolsería, cuyo mágico rincón de Valencia es para mí, desde hace 10 años, un lugar muy especial desde que una despampanante rubia me sacó a bailar, consiguiendo elevar, al instante, mi en aquella época decaido ánimo...  
 


sábado, 5 de marzo de 2011

La decisión


            Las decisiones son solamente el comienzo de algo. Cuando alguien toma una decisión, esta zambulléndose en una poderosa corriente que lleva a la persona hasta un lugar que jamás hubiera soñado en el momento de decidirse.
                                                                       El Alquimista de Paulo Coelho 



Martes día ocho de febrero de 2011. Después de seis días en el hospital mi madre fue dada de alta de neumonía. Para celebrarlo me di un homenaje gastronómico con la compañía de la música de Diana King y tres peligrosísimos libros: El Alquimista de Paulo Coelho; Coraje de Osho; y Tuareg de Alberto Vázquez-Figueroa.
            Dos días antes mientras pedaleaba por el carril bici que discurre al lado del Ave, desde Alcàsser a Torrente, me di cuenta de que el momento que a lo largo de los últimos 15 años había estado esperando, había llegado. Y durante los siguientes dos días estuve analizando una y otra vez, que sí, que el momento estaba allí y que ya sólo dependía de mí, aprovechar o no la oportunidad; aprovecharla o desperdiciarla. Las circunstancias para poder convertir un viejo sueño en realidad estaban todas presentes, todas; todas... sólo dependía del coraje que me pudiese quedar, para volver a lanzarme a una nueva aventura 17 años después de aquella última en la que a punto estuve de perder la vida, mientras atravesaba la selva amazónica y los Andes peruanos a lo largo de 7.300 kilómetros en bicicleta.
            Viendo a la gente en el hospital, muchas, personas mayores, sentí que de llegar a esas edades sin haber cumplido ese sueño, no encontraría excusa alguna que me pudiese consolar, y desde luego no sería yo el que me perdonase por no haber, al menos, intentado convertir ese sueño en realidad. No, no debía darle la espalda a este bonito sueño, y aunque disfrutar de una buena vida no tiene precio, que al fin y al cabo era a lo que me había estado dedicando a lo largo de los últimos 17 años, sentí que estaba obligado a arriesgarme y a luchar por mi sueño. Además, en aquellos días en el hospital aprovechaba el tiempo en que mi madre no me necesitaba para ir corrigiendo mi segundo libro, desde hacia unos años agotado, para volver a editarlo, sorprendiéndome de mis propias aventuras vividas atravesando África desde Argel a Dakar, a través del desierto del Sahara, el Sahel y la sabana... y admirando y añorando a ese chico que fui y que tras 23 años se había transformado en un hombre demasiado conservador, en alguien al que en muchas ocasiones no reconocía, en alguien que a veces no me caía del todo bien... en alguien que no quería ser... en definitiva, en alguien que realmente no era yo. Y entre todo este cúmulo de sensaciones fue como tomé la decisión de irme a recorrer Australia con mi entrañable y querida bicicleta, que este año cumple los 28 años, para atravesar la islita de este a oeste, desde Brisbane hasta Carnarvon, a través de los desiertos de Simpson y de Gibson... la apuesta estaba hecha y mi vida volvía a estar en juego...